domingo, 16 de octubre de 2011

Echar a volar



Un globo formado por grandes trozos de  telas de varios colores, con ráfagas de fuego en su interior y del que colgaba una cesta de mimbre, cruzó  de un extremo a otro la pequeña Isla del Castillo.
Acompañan su suave vuelo, una bandada de pájaros de coloridas y brillantes plumas. Más rezagadas van mariposas multicolores.
En la cima de la colina Mayor, que en realidad es la única, se encuentra la  construcción que le da nombra a la isla.
El castillo  tiene dos torres altas sin ventanas  a los costados del portón de entrada .Para ingresar hay que transitar por  un puente. Una vez adentro, después de andar entre rosales y jazmines se llega a los estanques salpicados de cisnes y extrañas flores lilas.
Desde aquí se ve el casco principal, llama la atención a cualquier visitante una torre aislada, al oeste, muy alta y que en la parte superior tiene una abertura en forma de corazón, con gruesos barrotes negros.
Si bien la enredadera ha cubierto la entrada y tapa casi la mitad de la torre, cuenta la leyenda que allí habitaba una doncella que supo negarse al amor del señor del castillo y como venganza la encerró para que no fuera mujer de nadie si no era de él. Aunque nadie sabe si es verdad, lo cierto es que ahora ni la torre ni el castillo están habitados por doncellas ni señores, sólo los animales y las plantas han crecido e invadido tanto el parque como las habitaciones.
Volviendo al globo, sobrevoló el castillo y descendió en la entrada. De la cesta bajó un niño, en la cabeza lleva un casco celeste con el arco iris dibujado en la parte superior.
Camina unos pasos y se quita el casco, seguramente debido al calor sofocante que debe sentir ya que es verano y el sol está en el punto más alto del día, sigue caminando mirando hacia un lado y el otro, hacia arriba y abajo.
 Mira fijamente al viejo roble y se acerca apresuradamente, apoya su espalda en él y comienza a caminar nuevamente, con pasos largos y firmes hacia la playa .Parece que estuviese contando.
Se detiene, mira hacia atrás saca de la mochila verde, que carga en su espalda desde que bajo del globo, un instrumento brillante, plateado, se acerca al suelo y lo clava con gran fuerza. Pasa toda la tarde y no se ha movido de su lado.
Está oscureciendo, vuelve a buscar algo en la mochila, saca una manta.
Acerca, esta vez sus manos al instrumento, de pronto un haz de luz fucsia fluorescente sale como rayo con dirección a las estrellas, en el centro bolitas doradas suben y se ponen una al lado de la otra en forma circular .Al finalizar de expulsar esas esferas se ha formado un gran círculo dorado en cuyo centro está el rayo fucsia.
-Mañana seguimos.
-Mamá, lee un poco más.
-Ya es tarde
-No puedo esperar a mañana.
-Imagináte como sigue y mañana veremos si es como crees.
-¿Será una sombrilla o una antena? De ser una antena ¿a quién está llamando? O ¿con quién  desea comunicarse?¿Para traer o para que lo vengan a buscar? Si es una sombrilla ¿será para protegerse ?¿de qué? ya quiero soñar. Hasta mañana mamá.


                                                                        Graciela




lunes, 10 de octubre de 2011

La ronda




Contar hasta diez,
contar hasta veinte
sentir la sangre caliente.

Contar hasta diez,
contar hasta treinta
que el corazón no lo sienta.


Seguir la cuenta,
seguir  la prosa
un gran amor lo destroza.

Seguir la cuenta,
seguir la rima
ésta pasión que lastima.

Contar hasta diez,
contar hasta cien
¿me extraña alguien?

Seguir la cuenta,
seguir el verso
¿recordará mis besos?


                       Graciela

domingo, 9 de octubre de 2011

Extremos


Llorar todas las lágrimas,
hasta secar las venas.
Gritar un solo grito,
hasta enmudecer el corazón.
Correr sin parar,
hasta detener el tiempo.
Saltar un salto eterno,
hasta tocar  tierra.
Callar el silencio,
hasta quebrar los cristales.
Mirar en unos ojos,
hasta encontrarme perdida.


                   Graciela