lunes, 30 de mayo de 2011

Te extraño



Todo aquello que te hace tal como eres es lo que echo de menos.
Tus ojos, esa mirada llena de brillos que cuando  lloras, tus lágrimas son una catarata de  diamantes, y cuando ríes el cielo se enciende  de  fuegos artificiales. Que fijas en los míos cuando hablo o cuando callo.
Esa boca pequeña y  delicada  que contiene como un dique una risa contagiosa y sincera. De ella han salido los mejores consejos y las peores bromas.
El revoloteo de tus manos  alrededor de las palabras, las acompañan  en su vuelo al infinito. Tu cabello, que en un tiempo fue el sol, que el viento despeinó dándote ese aire revolucionario y hoy es nieve cayendo sobre los hombros.
Cierro los ojos y te veo junto a mí sentada en el tronco seco al borde del río   ,  aún puedo sentir el agua mojándonos los pies .Cuántos secretos, cuántas ilusiones, silencios
 Tu piel fresca y perfumada, con pequeñas pecas enmarcando tus mejillas, y  estas pecas grandes que con el paso del tiempo te han salido en las manos, tantas veces tomaste las mías para que te siguiera.
No hace falta decirte que me hacen falta tus  palabras sabias, tus silencios, tus abrazos…
Crecimos juntas, siempre juntas. Pasaron los años, las personas y  cuando tuvimos que poner el corazón en una balanza, nuestra amistad pesó más.
Te fuiste contra tu voluntad, diste pelea. No querías dejarme ni yo que te vayas. Me dolió tu sufrimiento y sé que te apenó mi dolor. Me diste consuelo cuando eras tú quien lo necesitaba.
 Te siento a mi lado dándome abrigo, secando mis lágrimas, acariciando mis manos. Oigo tu voz diciéndome que todo está bien, que voy a estar bien.
 Cómo puede estar todo  bien si falta la mitad , cómo voy a estar bien si no estarás conmigo.
Te extraño amiga.

domingo, 8 de mayo de 2011

Completar la historia

   Completar la historia

Rodeada de fotografías, todas y cada una de ellas transportándome hacia algún lugar  recorrido, a una situación vivida, una edad, una ilusión.
Busco en esos niños de risas francas y  ojitos inocentes, que juegan, leen, duermen  y se sorprenden con regalos navideños. 
En esos adolescentes que ensayan poses frente a espejos, que ríen con la picardía y la libertad   que les da la edad, que sueñan revoluciones y lloran amores.
En esos adultos de risas congeladas y miradas lejanas, de sueños incumplidos,  de amores demorados. 
En esos ancianos con risas amplias y  ojos opacos, de sienes blancas y  frentes con profundos surcos. 
Busco, tratando de descubrir en sus diferentes  tonos  y contrastes, en sus luces y matices, una marca o una señal que me lleve al momento en que perdí mi historia.
Recordar los juegos de la infancia, las niñas de la escuela, los largos paseos en bicicleta.
Ya adolescente, los bailes, las tardes en la plaza, el primer amor o algo parecido a eso, las primeras lágrimas por amor  o por algo parecido a eso.
El altar, el vestido, la fiesta. Los hijos ¿Cuándo crecieron? , pasó tan rápido.
Estas imágenes me cuentan una historia, que es la mía, me dicen que no la perdí, sólo dejé de escribirla.
Le sacudiré el polvo a las ilusiones, soltaré esos viejos sueños guardados en cajitas con moños, los dejaré volar, que sean libres y se hagan realidad, o no , pero con vuelo propio.
Volveré a vivir cada día, dando significado a cada uno. 
Y algún día, al fin, completaré la historia, mí historia.

domingo, 1 de mayo de 2011

Un minuto


                                                 

Apagó el despertador, abrazó la almohada  como despidiéndose del sueño, fue hacia el baño, se dio una ducha tibia y rápida. Ya tenía preparada la ropa que se pondría desde la noche anterior, agarró el celular que tenía en la mesa de luz y fue hacia la cocina, puso la taza con agua en el microondas mientras sacaba de la alacena una caja con tostadas, sonó la alarma del microondas le agrego el café al agua lo mezclo y bebió, trago la tostada y tomo otro sorbo de café. Volvió al baño se lavó los dientes.
Miró el reloj, sabiendo que tenía aún cinco minutos, lo suficiente para tomar las llaves, el maletín y bajar al garaje a buscar el auto.
De ahora en más serían quince minutos hasta la empresa, siempre y cuando el tránsito así se lo permitiera. Hoy fueron diecisiete.
Tenía su lugar en el estacionamiento por lo tanto eso no generaba perdida de tiempo, esperó el ascensor , subió al de la derecha ,llegó primero , pulsó el número quince  y se quedó mirando como cambiaban los números uno a uno , ¿ mirándolos cambian más rápido? .
Cerró la puerta de su oficina, firmó papeles, contestó llamadas, recibió y escuchó  a gente que le hablaba, estrechó manos y palmeó hombros.
La hora del almuerzo había pasado sin darse cuenta, le pidió a la secretaria que le trajera algo para comer pero que fuera liviano. Ella sabía que liviano significaba rápido, le acercó un jugo de naranja y  un tostado, del cual apenas comería la mitad.
Continuo el desfile de personas, se abría y cerraba casi continuamente la puerta entrando y saliendo gente.
Algo en la ventana le llamó la atención, observó, nada, siempre lo mismo, autos en ambas direcciones yendo a alguna parte de la ciudad.
Dio unas órdenes por el intercomunicador, redactó un memorándum, firmó cheques, la ventana lo llama nuevamente.
Aviso a su secretaria que se retiraba, un asunto personal inventó. Fuera de agenda.
Bajo al garaje, subió al auto, recorrió unas cuadras despacio, buscando algo, nada.
Anochece, las luces iluminan el camino.
Siguió, pisó el acelerador, estaba cerca, no supo de qué pero estaba cerca.
 ¡Más rápido, ahí está!
Ya es otro día.  En la oficina entran y salen personas, sube y baja el ascensor, suena el teléfono, la secretaria atiende, del otro lado una voz áspera, ella no habla, cuelga y redacta un memorándum:
  ” Dedicaremos un  (1) minuto de silencio en memoria de quien hasta el día de ayer fuera nuestro Sr. Gerente fallecido en accidente automovilístico. Q.D.P.  La Empresa “.
Por la ventana los autos siguen en ambas direcciones yendo a alguna parte de la ciudad.