Dentro de veinticuatro horas ya no estarás en casa, te vas.
Emprendes el vuelo que todos los padres soñamos para nuestros hijos y que llegado el momento nos paraliza.
No tendré la posibilidad de abrazarte veinte veces al día , sólo porque estabas justo en el lugar por donde yo pasaba, por el buen día, por las buenas noches, qué rica estaba la comida, porque sí.
Deberé conformarme con tus dos o tres visitas al año.
No me bastará escuchar tu voz una vez por día, tendré que inventar una excusa para llamarte nuevamente, quizás sean dos . No me llames " pesada" .
Esperar ansiosa la noche a que te conectes para hablar durante dos minutos o dos horas. ¡Gracias tecnología!
Hijo cuánto te voy a extrañar.
Pondré una sonrisa en mi cara cuando te despidas.
Secaré mil lágrimas cuando se cierre la puerta.
Graciela
18/01/2011
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