domingo, 28 de agosto de 2011

Conversaciones en la plaza



El sol era tibio, podía encontrarte  en las hamacas todas las tardes al salir de la escuela.
Tú venías corriendo, con tus compañeros del colegio de curas, a jugar a la pelota.
La hojas amarillas cubrían el césped , al terminar los juegos me acompañabas a mi casa.
Yo llevaba tus libros, tu mi guardapolvo.
La música de la calesita se repetía una y otra vez, me contabas los deberes de matemática.
 Tú me decías que el domingo en la casa de tu abuela  comerías bizcochuelo de naranja.
Pasó el invierno y también el verano, y guarde el secreto de tu primer novio.
 Yo te presente una compañera, y después otra y otra….
Las flores perfumaban los canteros de la plaza cuando te dije que me casaba.
Yo me recibí ese año de ingeniero.
Sacaron la calesita, ¡que emoción sentí cuando me dijiste que esperabas un hijo!
Te casas con mi amiga,  la de los ojos color miel y cabello ondulado, ¡qué alegría!
 Han colocado juegos nuevos, ya tienes dos hijos que llevas a la escuela de tu niñez.
Tu hija es compañera del menor mío.
Las tardes de abril son soleadas, unos perros pasean con sus dueños, ya tus hijos han terminado sus estudios y se marchan a otra ciudad.
Tu esposa ha enfermado, tu hija la acompaña en la clínica.
Los jazmines de la fuente florecieron, tu marido ha fallecido.
Tu hija se casa.
El otoño ha vuelto a la plaza, unos niños corren por donde nosotros corríamos. Ya soy abuela.
Yo el mes próximo me jubilo.
La plaza, los perros, los niños, el sol, han pasado los  años amigo mío  y siempre estás conmigo.
Nos ha pasado la vida amiga mía  y  siempre podré contar contigo .


                                                                                                                                           Graciela

                                                                                                  



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